jueves, 26 de mayo de 2011
La misteriosa Baracoa
Llegamos hasta Baracoa por un camino llamado La Farola, una ruta que serpentea entre precipicios y mar azul-verde, interrumpidos por playas semi desiertas. No pudimos evitar parar mil veces para contemplar las vistas, y tampoco evitamos meternos en el agua transparente (aunque no teniamos ropa de banio...) de las playitas pedregosas. Parece que a Colon tambien le gusto, cuando llego en 1492, porque dicen que escribio que era el lugar mas lindo que ya habia visto. Yo estoy de acuerdo.
Veniamos de la arida ciudad de Guantanamo, y el paisaje se fue transformando, cada vez mas verde, mas humedo y mas tropical.
Fue el lugar mas magico en el que estuvimos en Cuba, las casas de madera, con sus porches, sus palmeras, las calles de tierra con la gente andando en bicicleta. Hay algo indescriptible en Baracoa, una calma alegre, un aire familiar. Talvez porque la ciudad es pequenia y todos se conocen y saludan. O talvez porque el mar es tan azul y esta tan cerca del cotidiano, como si fuera mas un vecino de la ciudad. O porque la gente tiene tiempo para todo. O porque uno sabe que esta en el fin de la isla, que parece el fin del mundo, o el comienzo.
Cosas que hay en Baracoa: una universidad (claro!), donde se estudia microbiologia (entre otras cosas), un hospital con todos los servicios, un comite del partido (estaba en frente de nuestra casa con gente con muchas ganas de hablar y de saber cosas de Brasil), una fabrica de chocolate (que dicen que la inauguro el Che) y una (o dos?) de habanos. Los chocolates estan buenisimos, y los habanos no los probamos.
Una historia que vivimos en Baracoa fue que despues de casi un mes de comer perros calientes, tortillas y croquetas, mi gastritis me ataco, y la pase bastante mal. Y paso que dos personas espontaneamente, al verme mal, sacaron de sus bolsillos un frasquito de Omeprazol y me lo dieron. Asi, de la nada, sin conocerme. Esto habla de varias cosas. La primera es que la gente es muy solidaria, todo el mundo al dia siguiente queria saber si estaba mejor o si necesitaba algo. La otra es que el acceso a este remedio es infinitamente mayor que en Argentina o Brasil, donde es carisimo. Tercero, que mucha gente debe tener gastritis...
Ah! La foto 3 muestra el hotel La Rusa, figura mitica de la ciudad, en quien se dice que Alejo Carpentier se inspiro para escribir "La consagracion de la primavera". En el saguan del hotel hay varios dibujos de ellas que hicieron varias personas, se dice que era muy linda y muy interesante, aparentemente desperto muchas pasiones. El hotel era uno de los lugares que estaban abiertos hasta muy tarde, y donde vendian cerveza mas o menos barata, asi que conversamos algunas veces con el portero y nos conto muchas historias.
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